sábado, 19 de abril de 2008

BAILAR ES SOÑAR CON LOS PIES


Después de mucho tiempo, creo que demasiado, en el lugar donde vivo no es muy frecuente, he vuelto a ver ballet clásico, esta vez “La bella durmiente” por el Ballet del Kremlin, una compañía relativamente nueva pero con grandes figuras del ballet entre sus componentes.

Aunque para muchos sea un arte para afeminados y mujeres cúrsiles, el ballet requiere un trabajo tan duro que no todo el mundo podría llevarlo.

Se puede llegar a conseguir la técnica e incluso perfeccionarla, pero sólo logran que su cuerpo cuente una historia y transmita los sentimientos más profundos del ser humano, si se siente verdadera pasión por este arte.

Años de entrenamiento, repeticiones infinitas, paciencia, rigor e incluso dolor son necesarios para formarse como bailarín, pero todo esto se ve compensado por lo que se siente en un escenario cuando la música navega en las venas y el cuerpo se convierte en medio para describir una emoción.

Hace años quise sostener con las puntas el peso de mi sensibilidad pero, como muchos otros, los avatares del destino nos condujeron por otros caminos, no me arrepiento de lo andado por otras sendas, pero cuando veo ballet sueño con saltar de la butaca al escenario. Como canta Sabina: “bailar es soñar con los pies”.